¿Recuerdas cuando los bancos eran una opción para ahorrar? Ponías tu dinero en una cuenta de ahorro y, poquito a poco, iba creciendo. Ahora, entre la baja rentabilidad de los productos financieros de bajo riesgo y la cantidad de gastos y comisiones que nos cobran los bancos cada año, casi dan ganas de guardar el dinero debajo del colchón y antes de lo que piensas, serás tú quien pague al banco por guardar tu dinero en él. Cómo ha cambiado el cuento, ¿verdad?